El pescado de importación procedente de China podría estar haciendo vulnerable la salud de quien lo consume, al criarse en condiciones de inmundicia en embalses que lo mismo son vertederos de desechos tóxicos, según dio a conocer la propia agencia de noticias Xinhua, uno de los medios estatales más grandes de China, quien informó que se sacaron de una zona de criaderos unas 110 toneladas de peces muertos.
La voz de alerta se ha dado en países de América como Colombia, Ecuador, Perú y México donde han detectado que un supuesto filete de merlusa –de origen chino–, no es más que un aglomerado de fibras de plástico parecido a la espuma que al exprimirse se contrae y al empaparse de agua vuelve a su estado normal.
Ambas escenarios ponen en riesgo la salud de en el caso de nuestro país, donde ya se consume mojarra tilapia producida en ese país y de demás productos de otras especies que se comercian en México.
En Colombia, por ejemplo, un filete de merlusa de origen chino, a través de un video se comprobó que se comprimía y se esponjaba al exprimirse y ponerle agua. Este filete sintético lo distribuye un supermercado de ese país denominado Hipermart.
La otra parte de esta historia señala que en una miserable piscifactoría de Yangjiang, Guangdong, los criadores alimentan al pez tilapia con heces de cerdos y gansos para reducir los costos de producción. Contaminado con bacterias como la salmonella el abono hace a los peces altamente vulnerables a enfermedades.
Desde esta piscifactoría, los exportadores chinos compran esta tilapia a bajos precios para venderla a empresas de EE.UU.
Esta situación, tal como informó Bloomberg Business en 2007, no es una excepción: Los criadores chinos a menudo crían a los peces en condiciones inmundas, resultando en la necesidad de usar grandes cantidades de medicamentos veterinarios para asegurar su supervivencia. Pero estos químicos pueden dejar residuos tóxicos en el pescado que la gente consume.
El Sr. Zhang, residente de la provincia de Guizhou, dijo que cuando el embalse detrás de su casa fue vendido a criadores de peces, lo degradaron convirtiéndolo en un vertedero de desechos tóxicos sobrealimentado a los peces con un abundante uso de abono animal, fertilizantes y antibióticos.
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